Casa K

La Casa K surge en un terreno complejo, de mucha pendiente y a la vez de gran belleza. Debido a la abundante vegetación nativa, la estrategia fue fundar la vivienda sobre unas grandes piedras que existían en el terreno, generando un pilar "roca".

Durante la primera década del milenio Cazú Zegers incorpora una forma de nombrar los proyectos a partir del alfabeto. Es el alfabeto de la palabra poética y con esto una serie de casas que son la síntesis abstracta de una letra que se vuelve obra. Tiene que ver con la creación de realidad a través del lenguaje. Cada “casa letra” tiene un diálogo único con el paisaje, un diálogo territorial donde la obra es una unidad entre paisaje y arquitectura. La Casa K surge en un terreno urbano, con una fuerte presencia territorial, ubicado en el último terreno urbanizado del Condominio Lomas de la Dehesa. El desafío fue crear una obra que invadiera mínimamente el lugar, donde la arquitectura se fundiera completamente con el paisaje.